miércoles, 25 de mayo de 2011

El hacha danesa


A pesar de que la mayoría de la gente se imagina a los vikingos armados con diferentes armas, tales como poderosas espadas damasquinadas en cobre y plata, protegidos con cascos de hierro adornados e impenetrables cotas de malla, la realidad era muy distinta, al menos en la parte más temprana de su era.
Tan sólo los más ricos y poderosos, quizás sólo los reyes y sus acompañantes a los que equipaba el propio rey, podían permitirse armas tan caras en esa época.

El vikingo de a pie que quería participar en acciones bélicas no tenia más remedio que apañarse con una herramienta de su vida cotidiana, su hacha de leñador.

Con el paso del tiempo, a medida que los vikingos fueron obteniendo mayores riquezas, se fueron fabricando hachas de mejores materiales y su forma cambió para convertirse en lo que hoy llamamos el hacha danesa, esta vez sí, una auténtica arma de guerra.

El hacha danesa o hacha vikinga es de hoja de hierro grande y ancha pero delgada, se solía usar con las dos manos y su hasta bien alcanzaba la altura de un hombre. Poco a poco, su uso se fue extiendo por todos los territorios nórdicos, así como otros pueblos (p. ej. los sajones).

El hacha danesa fue una de las armas que más calaron en la historia del mundo medieval por el "terror" que los pueblos nórdicos provocaron a los reinos europeos en sus históricas incursiones y saqueos. Esta arma, grande y poderosa, fue en manos de una tropa de infantería, como la de los pueblos del norte de Europa un arma formidable. Sus dueños asaltaron y saquearon por doquier muchos territorios (p. ej. Inglaterra y Francia), en cuyos campos de batalla -donde no encontraban la oposición de tropas de caballería o arqueros numerosos o bien pertrechados- tenían ventaja táctica o moral. Su leyenda fue mayor que la de todas las demás armas de la época, pues su fama de "hacedora de huérfanos" perduró mucho tiempo por su eficacia y también por la "fuerza" de quienes las blandían, dejando "huella" en la historia.

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